Ya se empiezan a notar los primeros brotes de incultura e indisciplina en los sitios aledaños a las paradas del Transmetro.
Desde puestos de comida tradicionales hasta la inmensa olla de sopa llenan las aceras por donde se suponen deben circular los pasajeros.
Desde un inicio se decía que había que implantar mano dura ya que nuestra ciudadanía es poco dada a respetar las normas.
Esperemos que estos avisos sirvan para desalojar pronto a los invasores ya que de darles largo, terminaremos como siempre con la intervención de los abogadillos de turno, demandando por el no cumplimiento del derecho al trabajo.
Estamos a tiempo.
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