Acaba de pasar un caso que pone a pensar sobre la necesidad de correr riesgos en aficiones de deportes extremos que en muchos casos han llevado a la muerte a sus practicantes
Un equipo de alpinistas españoles, decidió escalar los 8000 metros de un famoso pico en el himalaya.
Después de llegar a la cima y estando ya de regreso, uno de ellos se quedó en una saliente de la montaña a 7500 metros, mientras los otros seguían bajando hasta llegar a 7300 metros.
Desde allí, comenzaron a tener conversación con el compañero que se quedó y que a raiz del clima y de las difíciles condiciones había tenido un accidente cerebral.
Al tener lo último en tecnología como es un teléfono satelital, se comunicaba seguido pidiendo auxilio y solicitando que por favor lo rescataran.
Las condiciones atmosféricas impidieron el acceso de un helicóptero al sitio y el equipo tuvo que decidir abandonarlo para no perecer ellos también.
Debemos imaginarnos a la persona que estaba arriba y alos otros que casi que se puede decir estaban presenciando su muerte que narraba el propio protagonista a través del teléfono satelital.
El último día llamó a la esposa y también se despidió de ella.
Queda la esperanza para la familia que quizás algún día puedan encontrar su cuerpo, cosa que será difícil si nos ponemos a pensar el sitio en que debió haber quedado.
Se justifica el riesgo?
Se necesita una afición a toda prueba para arriesgar la vida de esa forma.
Y otra cosa; a pesar de todos los adelantos de las comunicaciones, sólo la naturalez puede llegar a esos sitios y la tecnología sólo sirve en tales casos para ser testigos de primera mano de los acontecimientos.
Un vínculo para ver la noticia.http://www.superdeporte.es/polideportivo/2010/04/30/luto-annapurna/93436.html