Colombia tenía que ponerse a la altura de la norma y por eso el estadio El Campín donde juega fué adaptado segun lo exigido.
Pasados los partidos de la eliminatoria el estadio sigue siendo usado para el torneo local y gran parte de la silletería de las tribunas populares es arrancada en cada partido por los inadaptados de siempre.
Sin justificación alguna y con cualquier excusa, se arrancan las sillas para ser arrojadas al campo de juego.
No más ayer, en el clásico local entre Milonarios y Santa Fé se presentó el daño de casi 1000 unidades cuya reposición tiene un costo aproximado a los 50 millones de pesos que tienen que ser cancelados por el equipo que oficia de local.
Se barajan muchas alternativas para evitar estos actos de vandalismo, que van desde la postura de "puntillas"en vez de sillas hasta la clausura de las tribunas de clase popular que es donde se presentan los problemas.
Pero creemos que la mejor manera es la que se implementó en los estadios de Europa que presentaban el mismo problema.
Gradualmente se fué aumentando el valor de la boleta hasta que los vándalos se vieron en imposibilidad de asistir a los estadios.
Esta medida dió buenos resultados en el viejo continente por lo que debe ser aplicada en nuestro medio.
Otra manera de evitar el hecho es no dando más boletas gratis a las barras bravas, que al final son las que patrocinan los actos vandálicos con su mal interpretado hinchismo.
Ojalá que cualquier medida que se aplique sea inmediata para que la afición pueda asistir tranquila a los escenarios deportivos que cada vez se tornan más peligrosos.
Esperemos.!
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