En estos países del tercer mundo, la iglesia católica que en todas las épocas ha querido estar en el poder, trata de tener ingerencia en las decisiones de los gobiernos.
Nuestro país se encuentra en una lucha contra los deseos de algunos de desestabilizarlo y no se puede dar el lujo de encontrar que la iglesia cree que tiene derecho a opinar de las decisiones que se tomen sobre los diferentes tópicos que se manejan en cualquier república.
La iglesia debe dedicar todo su esfuerzo a colaborarle a las clases más necesitadas en la consecución de mejoras en su calidad de vida.
Partiendo por la enseñanza de no tener los hijos sólo por tenerlos, debe velar por enseñar a una planificación familiar acorde con los tiempos que se viven.
Pero no, además de no prestar atención a esto, permanentemente está dando opiniones políticas que es un terreno en que no debe transitar por ningún motivo.
Si en la actualidad tenemos un presidente que aún con sus errores nos ha dado un poco de tranquilidad como no gozábamos hace muchos años, la iglesia no debe opinar sobre las bondades o no de un nuevo período bajo su mando.
El Cardenal Rubiano que en toda su gesta religiosa sólo ha devengado las mieles del poder de que siempre han disfrutados los jerarcas de nuestra iglesia, ha venido a opinar sobre qué el presidente Uribe no debe aspirar a un tercer período presidencial.
Que se persigue con esta opinión?
Puede ser que la Iglesia tenga sus preferencias políticas y quiere que otro candidato de su agrado llegue al poder.
También puede ser que trate de pescar en río revuelto y ocasionando divisiones aleje los comentarios populares que cada vez se oyen con más ruido, de la inoperancia de una religión que cada vez pierde más y más adeptos.
Son muchos los problemas en que la iglesia pudiera ayudar aplicando las enseñanzas que ellos tratan de que los demás apliquemos.
Misericordia , amor, ayuda y otras que se escuchan permanentemente en sus sermones dominicales, no son aplicadas por ellos y cada día es mayor el número de necesitados y de niños que deambulan por nuestra calles, pasando incluso por los palacios en que viven nuestros jerarcas religiosos.
Organizar caravanas de alimentos, medicinas y educación, debieran ser sus principales objetivos, y no dedicar tiempo que más adelante nos faltará, para dizque opinar sobre política que no debiera estar entre sus prioridades.
Existen los buenos sacerdotes, los que se dedican a ayudar a las clases necesitadas y a vivir en permanente apostolado, pero estos desgraciadamente son minoría.
La gran masa sacerdotal sólo ha pasado por la historia de nuestro país acudiendo a cuanta inauguración se presenta, y a convencer a las clases altas de las ciudades de las bondades de sus enseñanzas.
Alguna vez vendrá en cambio pero por lo pronto, nos seguimos preguntando, que pretende el cardenal Rubiano opinando sobre la reelección del presidente Uribe.
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