La intolerancia sigue reinando en el país. Cada día se ven más ejemplos de falta de razón y de actos de barbarie que nos hacen recordar épocas de películas de guerra de hace muchos lustros.
Pareciera que se perdieron los valores y sólo existe una desenfrenada carrera por llegar no se sabe a que parte.
Pero se ven casos que desbordan cualquier pensamiento.
El asesinato de un niño de 11 meses, pareciera que no encajara en lo que se espera de la humanidad por muy desviada que esté.
Un padre asesinando a su hijo no se sabe con qué fines no cabría en lo posible.
Sin embargo lo acabamos de vivir y todavía la sociedad no sale de su asombro.
Todos los estamentos se han volcado en la solicitud de justicia y se espera que de una vez por todas se legisle en la debida forma.
Personajes como el padre asesino, no debieran existir y como dijera la madre de uno de los acusados, a pesar de ser su hijo, pide que sea castigado de por vida por tan execrable hecho.
Sólo esperamos, que el sacrificio del niño lo convierta en el mártir que hubo de necesitar nuestra atrasada justicia para darse cuenta de los atropellos que están pasando todos los días.
El país debe estar vigilante y presto a exigir como corresponde por los derechos de los niños.
Algunos periodistas, dicen que si no se hubieran apersonado los diarios y los noticieros de TV del hecho al conocerlos, quizás las autoridades no hubieran estado tan diligentes en la captura de los responsables.
Todos debemos seguir este tema para que no quede como tantos otros en la impunidad.
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